La planicie baja del Estado Mérida se
encuentra cubierta por una secuencia de sedimentos cuaternarios sin consolidar,
sedimentos que fueron depositados en abanicos y planicies aluviales por los
ríos y otras corrientes fluviales de menor importancia. Debido a los altos
niveles de energía (asociados con el cercano quiebre de pendiente piemontino)
de estos agentes fluviales, el escogimiento de los sedimentos no es bueno, ya
que la capacidad de transporte de las corrientes es elevada, lo que conlleva a
la sedimentación de cantos y bloques en coexistencia con arenas, limos y
arcillas. Ya cercana a la línea de costa del Lago de Maracaibo, si se puede
hablar de un predominio de facies arenosas y arcillosas.
La edad de estos sedimentos no
consolidados va de Pleistoceno tardío al Holoceno (desde hace 1 Ma. Hasta el
reciente), pudiendo ser correlacionables en edad con los sedimentos de terrazas
de la Formación Esnuajaque. (Schubert y Valastro, 1980). Infrayacente a estos
niveles de sedimentos pudiera presentarse una secuencia de características
similares y correlacionable cronológicamente con las Formaciones Carvajal y
Onia (ambas de edad Plioceno – Pleistoceno), sin embargo la ausencia de
afloramientos no permite hacer esta aseveración.
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